sábado, 26 de junio de 2010

Horizontes Perdidos II : Quimera

La luna se impone airosa en el cielo nocturno. Unos ojos se clavan en ella y un dedo la señala. Bajo una noche de invierno, purpúreo parece el cosmos.

“Pero purpura es también aquella alma, aquella alma de mirada cansada que espera con la noche el llamado de la madrugada.” Los ojos se clavan en las ruinas de aquel antiquísimo panteón donde aún pueden verse pequeñas esferas luminosas como si una lluvia de polvo estelar estuviera cubriendo el deceso de aquel mausoleo.

Y los ojos se alzan de nuevo al cielo. “¿Qué clase de narcótico segregas, que con sólo contemplarte la paz toca mi alma? ¿Qué intentas decir con aquellos labios que nunca se abren? ¿Qué hago yo aquí, frente a las puertas celestiales?” Un antiguo portal se halla abierto de par en par frente a la entidad.

Los tiempos empiezan a converger en un solo momento, la sabiduría de otrora se traduce en un coraje sagrado. “Puedo ver en tu inexpresivo pero sedativo rostro los rastros de nuestros pecados, las celebraciones de nuestras virtudes. Siempre preguntándonos qué será de nosotros al momento de partir, ¿donde se alojara nuestra alma? Ansiamos fervientemente el cielo y tememos con igual magnitud las brasas del infierno. Pero lo cierto es que, más allá de estos portales, me cuesta describir lo que mi mente pudiera ver a través de los ojos celestiales:”

La mirada se vuelve hacia el polvo estelar que todavía cae sobre las ruinas y una ilusión se presenta en la llanura. Los tiempos siguen convergiendo como si todos escalaran una montaña y este momento histórico fuera la cima. De la antigüedad al Medioevo, del Medioevo a la Modernidad e incluso de aquí a lo Posmodernidad según algunos. “¿Qué clase de relato compramos sin siquiera sentarnos a pensarlo? ¿Cómo llegamos a este punto, tan distante de lo que fue aquel proyecto originario? ¿O es que esta quimera no era otra cosa que el preludio a la inconsciencia?”

De pronto la ilusión en la llanura se torna en una secuencia de pesadillas. Genocidios, Guerras, Recesiones, Maltratos, Deshumanizaciones. ¡Las ruinas se han evaporado! “Sagrada luz de luna, cálmalos. Hazlos entrar a lo profundo de sus mentes y ayúdalos a expandir sus corazones.”

Y la llanura donde se hallaban aquellas ruinas, los vestigios de un tiempo memorable, han dado paso al desamparo que deja una feroz batalla. Esta quimera que hemos establecido como nuestro horizonte nos ha hecho perdernos en el camino. “La civilización se traduce en la refinación de nuestro salvajismo. Hoy nos seguimos matando, exterminando.”

El desolado campo de batalla es ahora un cementerio cubierto con rosas negras.

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