miércoles, 16 de junio de 2010

Estigmas Hibridos

Las múltiples realidades son hoy mucho más visibles que en tiempos remotos. Las diferentes pinceladas, los distintos colores, todos convergen hoy (o por lo menos hacen el intento) en un mundo que llamamos moderno.

El interés que despierta en mí esta nueva era de nuestro mundo, es la capacidad que tiene para formar individuos híbridos; así como también la formación de formas de resistencia mucho más salvajes que las de otro tiempo.

Híbridos. Hijos de esta era, formados para producir y reproducir la convergencia de las múltiples ideas que abundan en nuestro mundo. Son ellos los llamados a ser los defensores de una nueva era de cosmovisiones; sin agredir las formas preexistentes pero llamando a la reflexión sobre la necesidad de una elasticidad mental que permita aprehender los fenómenos bajo principios epistemológicos como la comprensión, la explicación, la crítica. Y, en base a esto, plantearnos verdaderas formas de convivencia respetando el espacio de cada uno y el de todos a la vez.

Suena utópico, lo reconozco. Pero ¿no es este mundo moderno un universo de formas, un caleidoscopio de colores? En tal sentido los hijos de la era moderna tienen bajo sus hombros la responsabilidad de hacer ver los matices que existen, así como dar las primeras pinceladas en el óleo del nuevo mundo que queremos diseñar.

Sin embargo, el camino es difícil. Estos Híbridos han sido dotados de una serie de calificativos de corte peyorativo establecidos por el otro grupo de actores presentes en la dinámica de las relaciones de este momento.

Estos otros, a los cuales he decido llamar “adoradores de una época de antaño” son los que han sobrevivido al tiempo mostrándonos (por medio de la fuerza generalmente) la existencia de estructuras rígidas, inflexibles, que poseen una envestidura cuasi divina y que, por tal motivo, son los pilares sobre los cuales debe mantenerse erigido el mundo. No conciben la idea de una arquitectura en espiral y están para recordar las parcelas territoriales, sociales, políticas, económicas y culturales que no deben, según su visión, ser transgredidas.

Por tal razón ven a los híbridos como posibles causantes de un holocausto existencial, cuando en realidad proponen el renacimiento del humanismo, perdido en nosotros desde hace tanto tiempo. La humanidad debería volver a aquellos que decimos ser humanos.

No obstante, estos adoradores deben edificar una nueva estructura, rígida como las demás, que permita dar una base sobre la cual pueda sostenerse todo el baluarte ofensivo dirigido a los hijos de esta era. En tal sentido, los híbridos son acusados de incoherentes, de moldeables; se les acusa de no tener seriedad y una personalidad definida. “No podemos creer en una persona que un día dice una cosa y, al día siguiente, sale con otra” dirían ellos.

Hoy les decimos “Su rigidez no hará otra cosa que llevarnos a un mundo donde debemos acostumbrarnos a la existencia de fundamentalismos por doquier. Su ortodoxia nos conducirá a la auto destrucción”.

Como he dicho anteriormente, es necesario repensar el mundo en el que estamos. Desde hace mucho tiempo nos hemos enfrascado en una lucha enfermiza de categorías, una lucha que parece una historia sin fin. Hoy, se hace cada vez más necesario ponerle fin.

Dar ejemplos que demuestren las hibridaciones originadas en este contexto y que dan muestra de la disolución paulatina de las fronteras establecidas por las categorías, requerirá un trabajo mucho más amplio. En lo personal iré investigando lo referente a todo lo que aquí expongo en la medida de mis posibilidades y, en lo que posea nuevo material, con mucho gusto haré públicas mis nuevas consideraciones.

Sin embargo, creo que todos sabemos a que me refiero. Estos peyorativos son los estigmas con los que cargan estos nuevos actores sociales, que no son tan nuevos, pero que hoy cobran mucho más fuerza.

Por último no uso el término Híbrido a manera descalificativa sino como la reivindicación de lo que somos: hijos de una era de múltiples colores, de múltiples formas, de diversidad de pensamientos, de mestizajes, de bendiciones.

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