martes, 15 de junio de 2010

Una pincelada sobre el cuadro de nuestra América Latina: Democracias Endebles...

A propósito de las clases que vi el semestre pasado en América Latina, quisiera compartir esto con vosotros. Esto fue una breve argumentación de mi parte acerca de las claves que nos ayudan a comprender lo que es América Latina; en mi caso tome la clave “Democracias endebles” para realizar, tal y como lo expone el título, una pincelada en el cuadro de nuestra América Latina…
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Tal y como vimos en diversas clases, muchas son las claves que pueden darnos una idea de lo que es nuestra América Latina. Reconozco que el siguiente comentario esta motivado por un sentimiento regionalista; pero en mi opinión, América Latina es un paraíso para el estudio sociológico. Tantos matices, tanta diversidad, hacen de esta región un reto para cualquier investigador de lo social; exigiendo nuevas formas de aproximación que prescindan de las tradicionales categorías cerradas con las cuales hemos estado acostumbrados a tipificar todo fenómeno.

Ocho (pueden ser más) son las claves que nos ofrecen un imaginario sobre lo que es nuestra América Latina. Utopía, Imaginación, Proyectos Importados, Mestizaje, Logros Culturales, Economías en desarrollo, Desigualdad Enorme, Democracias Endebles. Esta última clave será sobre la cual desarrollare mi argumentación; el caso a tomar como ejemplo será el gobierno autoritario de Brasil (1964) y su proceso de liberalización. Con ello, y acompañado de reflexiones personales, espero poder acercarme lo suficiente a la comprensión de esta clave, y si bien se me hace complejo pintar sobre el oleo de nuestras mentes el cuadro de la América Latina; por lo menos contribuiré en la construcción de tan magnifica obra con estos argumentos.

Democracias frágiles, débiles…endebles. ¿Sistema político constituido o en transición? El caso brasilero nos muestra que la democracia se ha dado entre pasos hacia adelante, hacia el progreso y pasos hacia atrás (coloquialmente, como el cangrejo), hacía cosas que creíamos superadas.

Al constituirse como república; Brasil estaba bajo el mando de oligarquías de origen rural; pero la alta corrupción existente entre ellas origina el caldo primitivo para la gestación de una revolución encabezada por Getulio Vargas en 1930, transformando el panorama político de Brasil y encaminándolo hacia la democracia con la aprobación de una nueva constitución en 1946.

Todo parecía ir bien en el camino hacia la democracia…craso error. ¿Acaso era posible pensar que tan complejo proceso podía darse de manera lineal, sin contratiempos? La sociedad transcurre de igual forma que aquella verde y sutil línea que indica si estamos vivos o muertos, es decir, con sus picos altos y sus depresiones. Depresión política en Brasil. Después de 1964, este es el calificativo que doy a esa época. De resultar fuerte a algunos oídos, entonces llamémosle una era de contradicciones mientras se está en la búsqueda, de una vez y por todas, de la democracia.

Este régimen, instalado después del derrocamiento del gobierno constitucional de 1964, posee dos características que lo definen como un régimen burocrático-autoritario: la organización del Estado, el ejercicio del poder y la estructura de la autoridad por un lado; y por el otro, las políticas publicas encabezadas hacia la consecución de un “modelo” determinado de expansión capitalista. Creo que no hace falta explicar la correcta utilización de las comillas en la palabra modelo; América Latina también se ha caracterizado por una manía incomprensible (¿o impuesta de manera “sugestiva”?) de importar proyectos de desarrollo ajenos a nuestras realidades.

Estas características nos permiten desdoblar un mapa multidimensional que no solo nos permita comprender el gobierno autoritario en Brasil, sino cualquier otra forma de autoritarismo presente en esta región. Estas dimensiones son: los valores y la ideología, la estructura de la autoridad, las normas y reglas de juego, las prácticas políticas y las políticas públicas. En mayor o menor grado, en cada caso de autoritarismo existente en América Latina existen similitudes en el seno de las estructuras dimensionales aquí nombradas; a continuación he de exponer como se dio esa estructuración en Brasil y así, permitirle al lector trazar posibles similitudes con otros casos.

Valores e ideología. Bajo la visión de que Brasil no había alcanzado un desarrollo económico y social que permita la práctica de una “verdadera democracia”, y de que la “promoción del desarrollo económico” constituía una precondición necesaria para el establecimiento de instituciones “estables” y “democráticas”; se fusionaron las prácticas autoritarias con los ideales democráticos, según la visión del credo militar.

Organización institucional del Estado. ¿Puede justificarse el establecimiento de una dictadura virtual en los aparatos judicial y legislativo, solo por el “ideal” de consolidar la democracia? Creo que la respuesta es lo mismo a decir que no se justifica un desarrollo intempestivo (BLAST, según Amartya Sen) con consecuencias sociales graves sólo por buscar a posteriori una estabilidad económica y social. No obstante tal parece que algunos gobiernos siguen operando bajo la premisa “la grandeza requiere sacrificios” y ya sabemos cuales son esos sacrificios.

Estructura de la Autoridad. Las Fuerzas Armadas a la cabeza del proyecto político. Y tal parece que esta es una condición sine qua non en todos los gobiernos que, si bien no son autoritarios abiertamente, son hibridocráticos en los términos expuestos por Fernando Mires. Aquí el asunto estriba en la dificultad de insertar el aparato militar en el establecimiento de una democracia duradera. ¿Seguridad Nacional? ¿O cabe mejor decir piezas de juego del gobierno autoritario? Es necesaria la reflexión en este aspecto.

Normas y reglas de juego. Cambio arbitrario de las normas de juego electorales. Como bien lo plantea Mires, todo gobierno mantiene su fachada democrática cuando recurre a elecciones y, de esta manera, los gobiernos hibridocráticos pasan a ser electoralistas. El asunto a cuestionar es la transparencia del proceso electoral en sí y la intencionalidad oculta en el cambio de las reglas de juego. Un ejemplo de electoralismo es Venezuela.

Prácticas políticas. Oposición neutralizada, ¿eliminación física? Termino sutil para definir el escarmiento a toda posible disidencia. Lo curioso, es que dentro de un régimen autoritario, la disidencia no viene expresamente de agentes externos pues estos son callados sistemáticamente; la crítica nace desde adentro, cuando ciertos grupos que apoyan al régimen no ven representados sus intereses.

Políticas públicas. Estatismo, ingreso fiscal alto y centralización. Queriendo simular un sistema panóptico, un gobierno autoritario requiere el control total (o casi total) de la economía, para poder encausar los fondos a los fines de las políticas públicas y a la consecución del desarrollo económico; meta a largo plazo estratégicamente establecida por el régimen autoritario de Brasil.

Entender el proceso de liberalización requiere de conocer su significado. La idea expuesta por Luciano Martins al respecto es la adopción de instituciones democráticas formales. Pero, en el caso de Brasil, tal adopción viene de la mano con una simultánea exclusión de las características que dan el calificativo de democráticas a las instituciones que se piensan adoptar. Tales características son: el consenso en torno a las reglas de juego, responsabilidad política de los gobernantes, el derecho a la amplia representación política y la alternancia en el poder.

Un cambio arbitrario en las reglas de juego difumina la transparencia del proceso, vuelve irresponsable a los gobernantes, reduce la representación política e imposibilita la alternancia en el poder.
Pero este mismo párrafo puede servir para cumplir mi objetivo: pintar en el oleo de nuestras mentes las democracias endebles que caracterizan a nuestra América Latina. No aspiro a que esta conclusión sea omniabarcante pero si considero que ilustra bien el escenario democrático de nuestra región.

Hoy Brasil es una de las mejores democracias de la región; pero siguen existiendo gobiernos donde hablar de democracia sigue causando interrogantes. ¿Sistema político constituido o en transición? En muchos casos sigue en transición, se sigue buscando…añorando.

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