sábado, 26 de junio de 2010

Horizontes Perdidos II : Quimera

La luna se impone airosa en el cielo nocturno. Unos ojos se clavan en ella y un dedo la señala. Bajo una noche de invierno, purpúreo parece el cosmos.

“Pero purpura es también aquella alma, aquella alma de mirada cansada que espera con la noche el llamado de la madrugada.” Los ojos se clavan en las ruinas de aquel antiquísimo panteón donde aún pueden verse pequeñas esferas luminosas como si una lluvia de polvo estelar estuviera cubriendo el deceso de aquel mausoleo.

Y los ojos se alzan de nuevo al cielo. “¿Qué clase de narcótico segregas, que con sólo contemplarte la paz toca mi alma? ¿Qué intentas decir con aquellos labios que nunca se abren? ¿Qué hago yo aquí, frente a las puertas celestiales?” Un antiguo portal se halla abierto de par en par frente a la entidad.

Los tiempos empiezan a converger en un solo momento, la sabiduría de otrora se traduce en un coraje sagrado. “Puedo ver en tu inexpresivo pero sedativo rostro los rastros de nuestros pecados, las celebraciones de nuestras virtudes. Siempre preguntándonos qué será de nosotros al momento de partir, ¿donde se alojara nuestra alma? Ansiamos fervientemente el cielo y tememos con igual magnitud las brasas del infierno. Pero lo cierto es que, más allá de estos portales, me cuesta describir lo que mi mente pudiera ver a través de los ojos celestiales:”

La mirada se vuelve hacia el polvo estelar que todavía cae sobre las ruinas y una ilusión se presenta en la llanura. Los tiempos siguen convergiendo como si todos escalaran una montaña y este momento histórico fuera la cima. De la antigüedad al Medioevo, del Medioevo a la Modernidad e incluso de aquí a lo Posmodernidad según algunos. “¿Qué clase de relato compramos sin siquiera sentarnos a pensarlo? ¿Cómo llegamos a este punto, tan distante de lo que fue aquel proyecto originario? ¿O es que esta quimera no era otra cosa que el preludio a la inconsciencia?”

De pronto la ilusión en la llanura se torna en una secuencia de pesadillas. Genocidios, Guerras, Recesiones, Maltratos, Deshumanizaciones. ¡Las ruinas se han evaporado! “Sagrada luz de luna, cálmalos. Hazlos entrar a lo profundo de sus mentes y ayúdalos a expandir sus corazones.”

Y la llanura donde se hallaban aquellas ruinas, los vestigios de un tiempo memorable, han dado paso al desamparo que deja una feroz batalla. Esta quimera que hemos establecido como nuestro horizonte nos ha hecho perdernos en el camino. “La civilización se traduce en la refinación de nuestro salvajismo. Hoy nos seguimos matando, exterminando.”

El desolado campo de batalla es ahora un cementerio cubierto con rosas negras.

Horizontes Perdidos I : Almas Olvidadas

En la absoluta oscuridad un pensamiento rompe el silencio sepulcral: “Pienso… y luego existo”. La oscuridad se evapora fugaz y una entidad se ve rodeada ahora por múltiples espejos. “Parece que existo mientras sea plenamente consciente de mi existencia. Si me pienso existo, pero existo para mi. ¿Cómo sabré que existo para el otro? ¿Cómo sabré si soy pensado?”

Los espejos son devorados nuevamente por una oscuridad que amenaza con absorberlo todo, excepto porque ahora frente a la entidad una tenue llama azul cobra vida y tras ésta un rostro apenas puede apreciarse. “¿Qué clase de tiempo es este donde no nos pensamos y, paradójicamente, existimos? Parece que ahora existimos no porque seamos conscientes de nuestra existencia, sino porque alguien o algo nos piensa; y nos piensa de manera distinta a como cada uno de nosotros puede pensarse a sí mismo.”

La oscuridad se disipa para dar paso ahora a una gigantesca metrópoli llena de luces, ruidos y personas. Bajo el cielo nocturno lleno de estrellas, una ciudad se agita incesante. “¿Quiénes son los guardianes de estas noches eléctricas? ¿Quiénes son los responsables de esta abstracción viral? Actuamos y, supuestamente, pensamos, pero la realidad es que nos encontramos atrapados en una red de extraños sueños. Este es un mundo de visiones vacías, de tristezas mortales.”

Ahora la metrópoli se reduce a un extraño hall, a un largo pasillo rodeado de estatuas de tiempos antiguos. Ahora la metrópoli se reduce a un panteón. “¿Cómo no sentirse prisioneros de nuestras propias vidas ante un tiempo como este? Siendo victimas de seducciones asfixiantes, consumiendo manzanas de oro que nos causan dispepsia. Somos como estas estatuas de tiempos remotos, que en su presente –nuestro olvidado pasado- vivieron a plenitud con los horrores que todo sistema puede tener pero con horizontes fijos. Hoy estas religiones mercantiles, propagadoras de un virus coercitivo, nos hacen perder nuestro horizonte. ¿Cuál es el código primario de nuestra existencia en estos tiempos? ¿Egoísmo, Mercantilismo, Consumismo? ¿Dónde demonios queda el humanismo?”

“Luz del alba, danos la fuerza para encontrar nuestra –perdida- reflexión interna” Llueve dentro del panteón, llueven lágrimas, lágrimas congeladas. Aquellos ángeles del ayer que hoy son ángeles caídos. “¿Cómo no sentir nostalgia? ¿Cómo no añorar aquellos tiempos de brillo? Pero aun en esta tristeza mortal, las lágrimas heladas de los ángeles caídos nos revelan una verdad incuestionable: No habrá virus que pueda corromper a la voluntad.”

Las estatuas del panteón empiezan a resquebrajarse, sus fragmentos caen revelando las luces que habitaban en aquellas prisiones de piedra. “Si nos pensamos, existimos. Si actuamos conforme a cómo nos pensamos, daremos más fuerza a nuestra existencia. Entonces, si pensamos en un nuevo tiempo y actuamos por él, un nuevo tiempo existirá y este virus degenerativo se habrá extinguido.”

miércoles, 16 de junio de 2010

Un tesoro y un arma

La bondad es la manifestación de un noble sentimiento. Es algo que no tiene precio. Aun así, puede transformarse en el peor de los rencores cuando se haya burlada. ¿Cómo saber si nuestra bondad es realmente apreciada?

Supongo que la respuesta se halla en la reciprocidad. Esto no quiere decir que aquel que fue bondadoso actuó esperando obtener algún tipo de remuneración por sus actos; no obstante el contemplar que en algún momento de necesidad surgen esas manos amigas para darte su apoyo es la prueba que demuestra cuan apreciada fue nuestra bondad.

Sin embargo a veces no se si reírme o molestarme conmigo mismo. Siento que soy demasiado noble y, en el peor de los casos, siento que mi nobleza de alguna manera es motivo de burla. Claro esta, que este último pensamiento viene a mí en momentos donde la depresión me acobija y la decepción, la desilusión y el engaño nublan mi juicio.

¿Pero por qué se da en mi esta confusión? Recuerdo una vez un consejo que me fue dado: “Las cosas nunca van a ser como tu quieres” El hecho de haber recibido tal consejo denota un defecto de mi personalidad: malcriadez. Aun así, permítaseme defenderme.

Tal vez ese sea el nombre si, pero en ocasiones me molesto sobremanera no porque las cosas no se den como las quiera sino porque o las personas no saben apreciar la nobleza de uno o tienen una manerabastante extraña de demostrarlo…si es que llegan a demostrarlo.

Es en esos momentos donde uno se siente burlado, donde uno quisiera echar el tiempo atrás y no haber movido un dedo. Pero, ¿Qué se le hace? Todos sabemos que el tiempo no marcha atrás y lo que se hizo, hecho esta. ¿Qué queda para la próxima? Un amargo sabor, el sabor de la burla.

Una ley universal versa sobre el hecho de que cada acción en este magno cosmos tiene una reacción. Hoy entiendo que si es así, pero que esa reacción casi nunca es inmediata y directa. Puede que haya sido bondadoso con alguien pero ese alguien no lo fue conmigo, por el contrario se burlo. Tiempo después la vida te agradece aquel gesto mal apreciado por medio de otro ente o a través de algún acontecimiento grato. ¿Justicia Divina? No lo sé, hoy solo se que (efectivamente) cada causa tiene su efecto.

Hoy estoy a la expectativa de muchas cosas. No creo sentirme burlado y espero no sentirme así; lo que debo comprender es que cada individualidad es un micro cosmos y cada uno de esos universos tiene sus misterios, sus problemas, sus cuentos. Yo solo he de cerrar los ojos y dejar que el tiempo pase, estoy probándome cuan paciente puedo ser. Puedo entender muchas cosas, pero deben entender que no puedo dejarme atar con indecisiones.

“Dejar hacer, dejar pasar” no es mostrar desinterés o indiferencia…es dejar el agua correr hasta poder ver las consecuencias de nuestras acciones.

Un corazón noble es el más bello de los tesoros, pero es el arma más letal cuando es destrozado con el engaño y pisoteado con la burla.

Si la noche fuera eterna...

Cuando los pensamientos atormentan mucho más que una noche de tormenta, es cuando deseamos no pensar, no sentir, no….

He de aprovechar que el caudal de emociones que recorría mi ser ha mermado para evitar así contaminar mi pluma con sentimentalismos y tratar de expresar lo que siento con la manera objetiva como lo he venido haciendo… o, por lo menos esa es mi intención.

Quisiera estar a la deriva, en medio del inmenso océano y bajo un manto oscuro lleno de estrellas; estrellas que iluminen los caminos. No quiero pensar, tan solo sentir como la brisa acaricia todo a su alrededor, lo único que quiero escuchar es el viento soplar.

Mis ojos solo han de contemplar la luna, pues es ella la única belleza incapaz de hacerme daño. Ella es mi madre astral, aquella que cuando mi madre en tierra no puede atenderme ella con solo mostrarse me da un alivio equiparado a la calidez de un abrazo maternal. Entre ella y yo no hacen falta brazos, no hacen falta besos, ni caricias; para mi solo es necesaria su existencia y para ella solo es necesaria mi admiración.

Sin embargo, a pesar de estar bajo un manto de estrellas mi horizonte es oscuro. Me pregunto ¿Oscuro porque así lo quiero? U ¿Oscuro porque así es? Creo que tiene de ambas, no puedo esperar que aquellos pequeños astros celestes me clarifiquen un camino que solo yo he de alumbrar así que, en cierta forma, mi horizonte es oscuro porque así lo es. Por otro lado, debo reconocer que los múltiples tropezones que he podido llevarme si bien no han logrado crear una fortaleza inexorable alrededor de mis sentimientos, han hecho que lleve una suerte de lentes oscuros que me hacen ver el cielo nublado
todos los días. Aquí es donde mi horizonte es oscuro porque así lo he querido.

Pero, en estos momentos de reflexión es donde encuentro respuestas a las múltiples preguntas que a veces me agobian. Preguntas que yo solo se, y que a nadie deben importarle. Respuestas que solo deben satisfacerme a mi y no a más nadie. Quiero seguir en este océano tranquilo y sereno por un tiempo más hasta que logre encontrar la forma de continuar sin lastimarme pero sin ser yo quien maltrate, buscando la forma de continuar viviendo sin importarme lo que este sucediendo.

Las olas que agitaban el océano que hoy es sereno, fueron creadas por mi mismo. Yo, al involucrarme demasiado en las cosas me adentro en profundidades que a veces van más allá de mi comprensión y eso hace que me introduzca en un mar lleno de agitaciones y de indecisiones que en vez de ayudarme a seguir me estancan. Cada vez más me voy desprendiendo de estos mares tormentosos y me adentro en la única profundidad que me es comprensible… la mía.

La reflexión es mi mayor virtud y la intuición mi mejor arma. Esta ultima es la que me ayudara a evitar situaciones dolorosas, la que me prevendrá de ilusiones dañinas y la que me advertirá de posibles cambios inesperados; por su parte la reflexividad que me fue dada de nacimiento será la mejor manera que tendré de interpretar todos los acontecimientos que se suscitan a mi alrededor. Por consiguiente, el medio para consumar todos mis fines será la paciencia; esta, a su vez, será mi mayor prueba.

Abrí los ojos un momento para buscarte y allí te encontré, donde siempre estas, donde siempre has estado. Sin reproches y con la disposición inagotable que solo se ve en una madre estuviste allí y me escuchaste, gracias por la calidez que me das sin necesidad de un abrazo y gracias por el beso que me das a través del viento soplando. Por ahora me retiro a descansar, he de aprovechar que mi vida poco a poco retorna a un estado de tranquilidad para cerrar mis ojos y descansar, para proyectar nuevamente mi futuro.

Sin importar quienes me acompañen, quienes me traicione, me decepcionen o me abandonen se que tu siempre estarás allí donde te busco todas las noches y siempre estarás dispuesta a escucharme. Solo tú has escuchado mis plegarias, plegarias que nadie más sabe; tú has visto correr lágrimas que los demás no y me has acompañado en momentos de dolor. Si en algún momento me he sentido solo es porque la noche ha estado nublada, pero aun así, desde la penumbra, tu estas y estarás allí observándome, cuidándome.

Si tan solo la noche fuera eterna…

Estigmas Hibridos

Las múltiples realidades son hoy mucho más visibles que en tiempos remotos. Las diferentes pinceladas, los distintos colores, todos convergen hoy (o por lo menos hacen el intento) en un mundo que llamamos moderno.

El interés que despierta en mí esta nueva era de nuestro mundo, es la capacidad que tiene para formar individuos híbridos; así como también la formación de formas de resistencia mucho más salvajes que las de otro tiempo.

Híbridos. Hijos de esta era, formados para producir y reproducir la convergencia de las múltiples ideas que abundan en nuestro mundo. Son ellos los llamados a ser los defensores de una nueva era de cosmovisiones; sin agredir las formas preexistentes pero llamando a la reflexión sobre la necesidad de una elasticidad mental que permita aprehender los fenómenos bajo principios epistemológicos como la comprensión, la explicación, la crítica. Y, en base a esto, plantearnos verdaderas formas de convivencia respetando el espacio de cada uno y el de todos a la vez.

Suena utópico, lo reconozco. Pero ¿no es este mundo moderno un universo de formas, un caleidoscopio de colores? En tal sentido los hijos de la era moderna tienen bajo sus hombros la responsabilidad de hacer ver los matices que existen, así como dar las primeras pinceladas en el óleo del nuevo mundo que queremos diseñar.

Sin embargo, el camino es difícil. Estos Híbridos han sido dotados de una serie de calificativos de corte peyorativo establecidos por el otro grupo de actores presentes en la dinámica de las relaciones de este momento.

Estos otros, a los cuales he decido llamar “adoradores de una época de antaño” son los que han sobrevivido al tiempo mostrándonos (por medio de la fuerza generalmente) la existencia de estructuras rígidas, inflexibles, que poseen una envestidura cuasi divina y que, por tal motivo, son los pilares sobre los cuales debe mantenerse erigido el mundo. No conciben la idea de una arquitectura en espiral y están para recordar las parcelas territoriales, sociales, políticas, económicas y culturales que no deben, según su visión, ser transgredidas.

Por tal razón ven a los híbridos como posibles causantes de un holocausto existencial, cuando en realidad proponen el renacimiento del humanismo, perdido en nosotros desde hace tanto tiempo. La humanidad debería volver a aquellos que decimos ser humanos.

No obstante, estos adoradores deben edificar una nueva estructura, rígida como las demás, que permita dar una base sobre la cual pueda sostenerse todo el baluarte ofensivo dirigido a los hijos de esta era. En tal sentido, los híbridos son acusados de incoherentes, de moldeables; se les acusa de no tener seriedad y una personalidad definida. “No podemos creer en una persona que un día dice una cosa y, al día siguiente, sale con otra” dirían ellos.

Hoy les decimos “Su rigidez no hará otra cosa que llevarnos a un mundo donde debemos acostumbrarnos a la existencia de fundamentalismos por doquier. Su ortodoxia nos conducirá a la auto destrucción”.

Como he dicho anteriormente, es necesario repensar el mundo en el que estamos. Desde hace mucho tiempo nos hemos enfrascado en una lucha enfermiza de categorías, una lucha que parece una historia sin fin. Hoy, se hace cada vez más necesario ponerle fin.

Dar ejemplos que demuestren las hibridaciones originadas en este contexto y que dan muestra de la disolución paulatina de las fronteras establecidas por las categorías, requerirá un trabajo mucho más amplio. En lo personal iré investigando lo referente a todo lo que aquí expongo en la medida de mis posibilidades y, en lo que posea nuevo material, con mucho gusto haré públicas mis nuevas consideraciones.

Sin embargo, creo que todos sabemos a que me refiero. Estos peyorativos son los estigmas con los que cargan estos nuevos actores sociales, que no son tan nuevos, pero que hoy cobran mucho más fuerza.

Por último no uso el término Híbrido a manera descalificativa sino como la reivindicación de lo que somos: hijos de una era de múltiples colores, de múltiples formas, de diversidad de pensamientos, de mestizajes, de bendiciones.

martes, 15 de junio de 2010

Una pincelada sobre el cuadro de nuestra América Latina: Democracias Endebles...

A propósito de las clases que vi el semestre pasado en América Latina, quisiera compartir esto con vosotros. Esto fue una breve argumentación de mi parte acerca de las claves que nos ayudan a comprender lo que es América Latina; en mi caso tome la clave “Democracias endebles” para realizar, tal y como lo expone el título, una pincelada en el cuadro de nuestra América Latina…
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Tal y como vimos en diversas clases, muchas son las claves que pueden darnos una idea de lo que es nuestra América Latina. Reconozco que el siguiente comentario esta motivado por un sentimiento regionalista; pero en mi opinión, América Latina es un paraíso para el estudio sociológico. Tantos matices, tanta diversidad, hacen de esta región un reto para cualquier investigador de lo social; exigiendo nuevas formas de aproximación que prescindan de las tradicionales categorías cerradas con las cuales hemos estado acostumbrados a tipificar todo fenómeno.

Ocho (pueden ser más) son las claves que nos ofrecen un imaginario sobre lo que es nuestra América Latina. Utopía, Imaginación, Proyectos Importados, Mestizaje, Logros Culturales, Economías en desarrollo, Desigualdad Enorme, Democracias Endebles. Esta última clave será sobre la cual desarrollare mi argumentación; el caso a tomar como ejemplo será el gobierno autoritario de Brasil (1964) y su proceso de liberalización. Con ello, y acompañado de reflexiones personales, espero poder acercarme lo suficiente a la comprensión de esta clave, y si bien se me hace complejo pintar sobre el oleo de nuestras mentes el cuadro de la América Latina; por lo menos contribuiré en la construcción de tan magnifica obra con estos argumentos.

Democracias frágiles, débiles…endebles. ¿Sistema político constituido o en transición? El caso brasilero nos muestra que la democracia se ha dado entre pasos hacia adelante, hacia el progreso y pasos hacia atrás (coloquialmente, como el cangrejo), hacía cosas que creíamos superadas.

Al constituirse como república; Brasil estaba bajo el mando de oligarquías de origen rural; pero la alta corrupción existente entre ellas origina el caldo primitivo para la gestación de una revolución encabezada por Getulio Vargas en 1930, transformando el panorama político de Brasil y encaminándolo hacia la democracia con la aprobación de una nueva constitución en 1946.

Todo parecía ir bien en el camino hacia la democracia…craso error. ¿Acaso era posible pensar que tan complejo proceso podía darse de manera lineal, sin contratiempos? La sociedad transcurre de igual forma que aquella verde y sutil línea que indica si estamos vivos o muertos, es decir, con sus picos altos y sus depresiones. Depresión política en Brasil. Después de 1964, este es el calificativo que doy a esa época. De resultar fuerte a algunos oídos, entonces llamémosle una era de contradicciones mientras se está en la búsqueda, de una vez y por todas, de la democracia.

Este régimen, instalado después del derrocamiento del gobierno constitucional de 1964, posee dos características que lo definen como un régimen burocrático-autoritario: la organización del Estado, el ejercicio del poder y la estructura de la autoridad por un lado; y por el otro, las políticas publicas encabezadas hacia la consecución de un “modelo” determinado de expansión capitalista. Creo que no hace falta explicar la correcta utilización de las comillas en la palabra modelo; América Latina también se ha caracterizado por una manía incomprensible (¿o impuesta de manera “sugestiva”?) de importar proyectos de desarrollo ajenos a nuestras realidades.

Estas características nos permiten desdoblar un mapa multidimensional que no solo nos permita comprender el gobierno autoritario en Brasil, sino cualquier otra forma de autoritarismo presente en esta región. Estas dimensiones son: los valores y la ideología, la estructura de la autoridad, las normas y reglas de juego, las prácticas políticas y las políticas públicas. En mayor o menor grado, en cada caso de autoritarismo existente en América Latina existen similitudes en el seno de las estructuras dimensionales aquí nombradas; a continuación he de exponer como se dio esa estructuración en Brasil y así, permitirle al lector trazar posibles similitudes con otros casos.

Valores e ideología. Bajo la visión de que Brasil no había alcanzado un desarrollo económico y social que permita la práctica de una “verdadera democracia”, y de que la “promoción del desarrollo económico” constituía una precondición necesaria para el establecimiento de instituciones “estables” y “democráticas”; se fusionaron las prácticas autoritarias con los ideales democráticos, según la visión del credo militar.

Organización institucional del Estado. ¿Puede justificarse el establecimiento de una dictadura virtual en los aparatos judicial y legislativo, solo por el “ideal” de consolidar la democracia? Creo que la respuesta es lo mismo a decir que no se justifica un desarrollo intempestivo (BLAST, según Amartya Sen) con consecuencias sociales graves sólo por buscar a posteriori una estabilidad económica y social. No obstante tal parece que algunos gobiernos siguen operando bajo la premisa “la grandeza requiere sacrificios” y ya sabemos cuales son esos sacrificios.

Estructura de la Autoridad. Las Fuerzas Armadas a la cabeza del proyecto político. Y tal parece que esta es una condición sine qua non en todos los gobiernos que, si bien no son autoritarios abiertamente, son hibridocráticos en los términos expuestos por Fernando Mires. Aquí el asunto estriba en la dificultad de insertar el aparato militar en el establecimiento de una democracia duradera. ¿Seguridad Nacional? ¿O cabe mejor decir piezas de juego del gobierno autoritario? Es necesaria la reflexión en este aspecto.

Normas y reglas de juego. Cambio arbitrario de las normas de juego electorales. Como bien lo plantea Mires, todo gobierno mantiene su fachada democrática cuando recurre a elecciones y, de esta manera, los gobiernos hibridocráticos pasan a ser electoralistas. El asunto a cuestionar es la transparencia del proceso electoral en sí y la intencionalidad oculta en el cambio de las reglas de juego. Un ejemplo de electoralismo es Venezuela.

Prácticas políticas. Oposición neutralizada, ¿eliminación física? Termino sutil para definir el escarmiento a toda posible disidencia. Lo curioso, es que dentro de un régimen autoritario, la disidencia no viene expresamente de agentes externos pues estos son callados sistemáticamente; la crítica nace desde adentro, cuando ciertos grupos que apoyan al régimen no ven representados sus intereses.

Políticas públicas. Estatismo, ingreso fiscal alto y centralización. Queriendo simular un sistema panóptico, un gobierno autoritario requiere el control total (o casi total) de la economía, para poder encausar los fondos a los fines de las políticas públicas y a la consecución del desarrollo económico; meta a largo plazo estratégicamente establecida por el régimen autoritario de Brasil.

Entender el proceso de liberalización requiere de conocer su significado. La idea expuesta por Luciano Martins al respecto es la adopción de instituciones democráticas formales. Pero, en el caso de Brasil, tal adopción viene de la mano con una simultánea exclusión de las características que dan el calificativo de democráticas a las instituciones que se piensan adoptar. Tales características son: el consenso en torno a las reglas de juego, responsabilidad política de los gobernantes, el derecho a la amplia representación política y la alternancia en el poder.

Un cambio arbitrario en las reglas de juego difumina la transparencia del proceso, vuelve irresponsable a los gobernantes, reduce la representación política e imposibilita la alternancia en el poder.
Pero este mismo párrafo puede servir para cumplir mi objetivo: pintar en el oleo de nuestras mentes las democracias endebles que caracterizan a nuestra América Latina. No aspiro a que esta conclusión sea omniabarcante pero si considero que ilustra bien el escenario democrático de nuestra región.

Hoy Brasil es una de las mejores democracias de la región; pero siguen existiendo gobiernos donde hablar de democracia sigue causando interrogantes. ¿Sistema político constituido o en transición? En muchos casos sigue en transición, se sigue buscando…añorando.

Hypnos

Actualmente con todo este boom tecnológico nuestra vida empieza a desenvolverse en dos escenarios, que vistos desde arriba pertenecen a un solo entorno pero que, analizados en detalle, son dos esferas distintas: una física y una que no lo es. El plano real y el virtual.

Muchos estudios, en particular los de corte sociológico, se encargar de estudiar estos procesos. Y no es para menos, las configuraciones que en términos de socialización están produciendo los mismos no tienen parangón alguno; desde hace un buen tiempo que los paradigmas de la comunicación y la sociabilidad se han visto alterados; incluso no podemos hablar de un nuevo paradigma ya institucionalizado puesto que la vertiginosa evolución en las tecnologías hace que la vida de un año sea distinta a la del año anterior o a la del año venidero.

Sin embargo no es mi intención contribuir aquí con más reflexiones sobre este tema tan en boga; solo quiero hacer ver que este proceso de bipartición del campo de accionar humano ya lo venimos viviendo desde el inicio de los tiempos, a una escala individual obviamente.

Me refiero a los sueños, los mismos dividen nuestras realidades en dos: las que vivimos conscientemente y las que se reproducen mientras dormimos. La diferencia sustancial con los procesos que hoy vivimos es que, estos últimos, nos involucran a todos (o casi todos); mientras que el proceso de escisión que producen los sueños son más individuales, íntimos, personales.

Cabe aclarar que no quiero reflexionar aquí sobre los sueños bajo mediciones rígidas, es decir, bajo criterios de cientificidad. Tampoco pretendo desacreditar tales estudios, pero me gusta liberar mi mente y soltarla de ataduras; prefiero pensar que los sueños son expresiones de nuestra alma, visualizaciones de las necesidades de nuestra existencia.

Muchos de nosotros hemos experimentado esos sueños que se sienten muy reales, sueños que cuando nos despertamos nos dejan pensando e incluso nos invitan a repasar nuestros pasos como buscando puntos en el tiempo para ver si realmente esos acontecimientos se dieron o si, efectivamente, no son más que un sueño. Este tipo de sueños suelen ser de varios tipos: premonitorios, aquellos que nos muestran los próximos acontecimientos; de advertencia, que nos alertan sobre algo, alguien o sobre nosotros mismos; y dramatúrgicos o dolorosos, aquellos que al despertar te dejan un mal sabor de boca y que te hacen maldecir los sueños por ser la peor de las torturas mentales.

Pero si hablamos que los sueños son las expresiones de nuestra alma, ¿quiere decir esto que nuestra alma busca torturarnos? No, no lo creo. Lo que sucede aquí es una disputa existencial entre lo que anhelamos y los hechos que nos abofetean en la realidad. Constantemente buscamos explicaciones a todo, razones que argumenten el por qué de las cosas; y es esta sed de explicaciones lo que propicia que nuestra alma, en sueños, manifieste nuestros deseos. Pero así como hoy la brecha digital nos dice que no todos vivimos en este mundo de ensueños, el despertar nos muestra que esa “realización” no es más que un refrigerio que toman nuestras almas a través del sueño.

Claro que, con el pasar del tiempo, ese dolor del despertar se va disipando y volvemos a nuestra cotidianidad. Ahora bien, personalmente creía que estos eran los tres tipos de sueños reales, no había considerado otra posibilidad por el hecho de saberla fantasiosa desde el primer momento. Pudiéramos hablar de un cuarto tipo, opuesto al dramatúrgico, es decir, uno placentero.

Con ello no me refiero a lo que llaman fantasías sexuales sino aquellos sueños que justo al despertar nos producen el comentario “¡Ay! Tan bien que estaba soñando”. ¿Qué pasa con está clasificación? Que desde su frase primigenia ya existe una contradicción: no puede ser un tipo de sueño real puesto que desde el primer momento reconocemos el hecho de ser un sueño. Los tipos anteriores a pesar de que llegan al mismo desenlace, duramos un tiempo cuestionando la veracidad de los mismos y revisando si en algún punto atrás esos acontecimientos en realidad se dieron.

Hasta ahora, mis sueños reales habían sido de los tres mencionados con anterioridad, formando así una tendencia. Hoy despierto experimentando un sueño real pero que produce en mi alegrías y lo curioso es que, me tomó un tiempo descifrar que era un sueño. ¿Pudiera llamar entonces a este cuarto tipo de sueño esperanzador, como aquel que nos muestra una posibilidad a futuro?

No es premonitorio debido a que lo que nos muestra no es un evento que ocurrirá tal cual, sino una posibilidad y es esa posibilidad lo que alimenta esa esperanza.

Nuestra alma manifiesta entonces una necesidad, un anhelo. Pero lo curioso es lo real que se siente; hasta ahora, como había indicado, mis sueños eran más dramatúrgicos y pocas veces premonitorios o de advertencia. Este sueño produjo una sensación tan real que pudiéramos hablar de ese termino del no tiempo, entendido aquí como una suerte de viaje astral que me ubicó en un espacio y tiempo determinados de otro momento.

Un acortamiento de distancias fue la sensación que me dejo este hecho, y no me refiero a distancias geográficas sino a distancias entre conexiones o interacciones humanas; un acercamiento que da esperanzas y que me hace sentir que desde esta oscuridad en la cual me gusta refugiarme para pensar, brotará en algún momento una flor que materializará la esperanza vivida en este sueño…

En una procesión bajo la luna llena

Y al quiebre del atardecer, la noche empieza a emerger. Solo estoy en esta procesión donde miles de imágenes vienen a mí y no las puedo contener; la oscuridad me abraza y el silencio se oye tan bien.

Camino errante, camino sin rumbo, dando tropiezos, cayendo…no veo luz. Las imágenes se transforman ahora en siluetas, en sombras de la noche, en fantasmas escondidos tras la niebla espesa. Ellos rondan, susurran, te atormentan.

Y sigo caminando, sigo tropezando, sigo cayendo; pero ahora me levanto y continúo con mi camino. Y si vuelvo a caer, me vuelvo a reponer. Las lágrimas vuelven vidriosas las imágenes que se amontonan frente a mí; nublando mi camino y mi mente.

Pero bendito sea el viento que anuncia una mejor llegada, se lleva mis lágrimas y las deja atrás. Empiezo a escuchar un susurro que viene de lejos, un susurro que atiende a mis suplicas. Veo el agua venir, veo su caudal purificador y me postro frente a la orilla del mar esperando que sus húmedas manos acaricien mis pies.

El agua me roza, limpia el dolor y el desasosiego de mi alma. Y el agua se vuelve a ir, se aleja, llevándose todo mi malestar, todas mis penas. Pero al poco tiempo regresa, y se repite lo mismo una y otra vez. Y yo solo lloro en silencio, sin lágrimas, dejando que el mar se lleve lo que llevo por dentro.

Veo en el mar unas antorchas que empiezan a brillar, pero el mar es solo un espejo, lo que veo es un reflejo. Alzo mi mirada al firmamento y mis ojos brillan con lo que veo. Centenares de estrellas se empiezan a encender, iluminando tímidamente el camino. La incertidumbre del mañana siempre estará pero es gratificante saber que no todo está en una absoluta oscuridad.

Y te veo allí, imponente. Con ese rostro que nunca expresa nada pero que brinda tanta calma. Y la brisa y el mar me abrazan. Y yo solo te miro, y tú sin tus ojos me miras.

Y mientras estoy aquí sentado escribiendo esto, dejo mi alma volar, la dejo caminar por aquella orilla del mar…

Un ángel que me abraza...

Cada vez contemplo con tristeza como la sociedad y la mayoría de quienes la conforman, excluyen a ciertas particularidades, hasta el punto que uno no se siente identificado con esta época tan extraña donde pasiones oscuras parecen mover las conductas humanas. Pasiones que no queremos reconocer pero que como nos encanta satisfacer.

Así me siento. Veo que esta sociedad cada vez me entiende menos y yo no sé que logro en buscar de entenderla a ella. ¿Cuál es la finalidad? ¿Terminar de confirmar que, estadísticamente, esto ya no tiene arreglo? ¿Burlarme o llorar de aquellos que se jactan de la racionalidad de nuestra especie, pues es en ellos donde habitan las más oscuras pulsaciones?

La intolerancia parecer ser un rasgo ontológico de nuestra personalidad. Y hoy la siento con más vehemencia en mi interior. Siento como crece fuerte debido al rechazo no manifiesto de la misma sociedad; comportamientos motivados por la inocencia, nobleza y otras cualidades afines, parecen ser motivos de burla en una sociedad llena de existencias salvajes. No obstante, reconozco que no ganaré nada dejándome llevar por la intolerancia que me seduce, pues terminaría cayendo en el mismo juego nauseabundo de aquellos que, con sus conductas infectadas, degeneran cada vez más la existencia humana.

Esta intolerancia que me quema me impulsa, a pesar del malestar que me produce, a seguir intentando comprender estos repugnantes comportamientos existencialistas ¡Si existe una época en donde pueda contemplarse con toda claridad la coexistencia de todos los pecados capitales, es ésta! Es deprimente cuando mientras buscas comprender, esperas cosas que nunca llegarán; o creíste ver cosas que en realidad nunca estaban allí.

Sigo sin entender a quién o qué adora esta sociedad. Pienso que la salida a este posible panorama difuso es reconocernos en nuestras complejidades. La existencia humana está compuesta por un entramado bastante enrevesado de pensamientos, sentimientos y acciones.

Mis esperanzas se depositan en el hecho de que este entendimiento (un complejo ejercicio mental por demás) permita devolverle a la humanidad el rasgo que la hace humana. Pero así como hay luz, hay temor; y mi alma se estremece de sólo pensar que este entendimiento pudiera catalizar la exacerbación del libertinaje que viene caracterizando al comportamiento humano desde un tiempo para acá.

En un momento donde todos parecen hablar del fin del mundo y de la destrucción del planeta; el verdadero evento es una pugna en cada uno de nuestros interiores entre demonios que pululan, seduciéndonos; y ángeles que buscan salvaguardar la parte de toda existencia que sirve para hacer contrapeso y mantener un equilibrio. Todo esto me recuerda a la noción del Abraxas gnóstico, la personificación del bien y el mal en una entidad, en una esencia.

¡Cuan difícil es respirar ante tanto hedor! ¡Con cuan rapidez desaparece el brillo en mis ojos ante los espectáculos que uno debe ver! ¡Cuan profundo es el mar de lágrimas que anega el alma de quienes tenemos que ver con tristeza como esta sociedad se deshumaniza cada vez más! Amor, bondad, nobleza, pureza, inocencia parecen palabras que ya no deben usarse más. Y mucho menos actuar en nombre de ellas. Ahora las palabras en boga han de ser: lujuria, egoísmo, impureza, crueldad, instrumentalidad, individualismo. No sentimientos.

Pero por fortuna, por muy elevada que sea la proporción entre aquellas existencias corruptas y aquellas que no, aun existen focos de aliento. Sitios en donde puedes tomar un pequeño respiro y así poder continuar, tomar fuerzas para seguir en el abismo y al final de ese túnel poder salir airosos.

Sí a veces suelo deprimirme al ver el comportamiento de algunas existencias, debo también hacer saber la otra cara de este proceso: la alegría que me embriaga al ver que no todo está perdido.

En este mundo existen ángeles que, con sus palabras, te abrazan y te hacen sentir paz. ¡Gracias!

Una conspiración divina: No son finales, sino nuevos comienzos..

Considero prudente empezar esto manifestando mi profundo enredo a la hora de sentarme a darle sentido a estas ideas. Lo considero así pues lo que sigue tiene mucho de confusión o de complejidad, quizás. Lo cierto es que aquí me encuentro con un fondo musical que espero sea acorde para sacar las ideas que nadan en mí…

El doble pedal de la batería alude a la marcha incesante de ideas que claman por escapar, por hacerse escuchar; las voces sacras levantan cantos en latín mientras mi oído busca en aquella hermosa lengua algo de sabiduría para hablar. A este coro lo acompaña una voz que siento como la de una diosa y junto a ésta, voces guturales desgarran esta armonía o, quizás dan a todo este compendio mucho más equilibrio.

Es fácil para nosotros los jóvenes vivir de manera azorada, creyendo que las sabemos todas, creyendo que en nuestra irreverencia y rebeldía esta todo lo que podemos necesitar. Escupimos a la cara de los dioses, deseamos quemar antiguas escrituras y negar la sabiduría de otros tiempos. Es fácil para nosotros vivir sin fe; el ímpetu de esta etapa de nuestras vidas nos hace más impacientes que el resto de nuestros momentos en este plano. La principal prueba de todo humano ha de ser la paciencia, pero ésta no debe significar ausencia de perseverancia.

He allí el extremo que repudio: el sentarse a esperar sin hacer más. Ciertas lógicas están imbuidas de una creencia en la predestinación que busca mermar nuestra acción. Si, hay situaciones que no podemos eludir; pero la mayor parte de nuestra existencia nos la pasamos de una encrucijada a otra, siendo nosotros con nuestros pasos quienes ladrillo a ladrillo edificamos el recinto donde nuestra consciencia alberga su sabiduría.

Pero en ocasiones, un viento huracanado nos arrastra y nada resulta suficiente para detenerlo. La vida gira y gira en más de trescientos sesenta grados, sentimos que algo nos azota, nos abofetea, nos arrebata el aliento, busca devorar nuestra alma. ¡Oh! A esto me refiero, ¿por qué hemos de pensar que necesariamente nos quieren despojar de nuestra alma? ¿No podemos pensar en otra opción? Creo que es aquí donde se manifiesta esa falta de fe, de impaciencia, que nos caracteriza a mí y a mis coetáneos.

Deseamos algo, lo soñamos y vamos en busca de eso. A nuestra edad, tal parece no importarnos si destrozamos cabezas en el camino, nuestra lógica solo opera bajo una premisa “la grandeza requiere sacrificios” “Y si mis ideales son causal de pecado, entonces orgulloso seré de ser un pecador” Por ello, cuando el huracán nos azota, blasfemias son lo único que sabe pronunciar nuestra boca. Maldecimos, renegamos, la parte oscura de nuestra esencia surge imponente para embriagarnos en un abismo que solo va a aumentar nuestra falta de fe.

¿Por qué no ver el azote del huracán como un golpe de suerte, un giro bienaventurado o cómo una bendición del destino? ¡No! Resulta que eso no es lo que queremos y por eso no nos importa. Craso error. Somos los “Tontos de la Condenación”, somos nosotros mismos quienes nos condenamos al fracaso. En vez de sentarnos a buscar entender qué puede sacarse de una determinada situación, simplemente nos refugiamos en ofensas y en actitudes defensivas.

Seguro alguien objetará “¿Acaso tu puedes entender el sentido de las acciones en la inmediatez?” No, ¡que va! Para nada. También he escupido al rostro de los dioses, y quemado sus templos en mis sueños. Pero, ¿qué había conseguido con eso? Solo cegarme más, encerrarme en un pesimismo que me estaba matando; no físicamente pero si de manera espiritual y creo que esta es una forma peor de morir que la física propiamente. Un cuerpo con un alma marchita es como una estrella que ya no brilla, como un día sin sol, como un mundo sin Dios.

Me levanto al estrado y ahora soy yo quien inquiere: “¿Acaso nadie en esta corte ha pasado por eso? ¿Quién no ha sentido que se le va el aliento y en vez de ser paciente y esperar que el tiempo de las razones, nos quejamos sin ver más allá y nos sumergimos más en un mundo en donde solo nos rodeamos de más y más escoria? Hace siglos la humanidad firmó la capitulación de su espíritu y con ello iniciamos el camino hacia la deshumanización.

Sin embargo hay quienes buscan derogar ese documento. Son aquellos que sienten “perder” algo los que reaccionan ante la oscuridad que los consume y empiezan a repensarse. Son ellos quienes buscan reafirmar su fe, cambiando su lógica a un “la creencia es la cura”, “todos los dolores con el tiempo alivian”. No me refiero a consumir el opio de las religiones, sino a refugiarnos en ese componente espiritual de nuestra existencia, en esa sensibilidad que nos permitirá ver más allá.

Es esa espiritualidad lo que nos concede la flexibilidad mental necesaria para establecer analogías entre los eventos de nuestras vidas y los eventos de la vida de los otros. Cierto, nadie escarmienta por cabeza ajena, pero de las cicatrices en el rostro ajeno podemos aprender algo también. Solo se que hay paz cuando se cree, solo se que hay desespero cuando fe no se tiene.

Cabe resaltar aquí entonces una advertencia en cuanto al creer. Puede pasarse de la irreverencia al capricho. La paz a través del creer no significa “se hará esto porque así lo deseo y cómo lo deseo”, recordemos que los “azotes” seguirán. Algunos para probar nuestra perseverancia y otros para darnos una bendición. Es la fe en que “lo que sucederá será lo mejor para todos” lo que marca la diferencia. No hablo de abandonar la lucha, de no seguir construyendo nuestros caminos, sólo entender que si esos caminos cambian de horizonte no es porque a los dioses les encanta vernos sufrir, es porque a la larga, con el tiempo, ese desvió era la mejor opción.

A veces los atajos y las veredas suelen convertirse en las nuevas autopistas hacia nuestros sueños…Es esta “conspiración divina” que nos trae tanto alegrías como tristezas, que nos “quita” y nos “da”, la que nos abre las puertas a un paradigma perceptivo que no habíamos considerado con anterioridad.

“Perdiendo” también se gana y, a veces, hasta se gana más… Nunca hablemos de finales, sino de nuevos comienzos…

Palabras que no quería plasmar...

No hubiera querido llegar a este punto pero ya no hay marcha atrás. Es una necesidad que no puedo controlar o, dicho de otra manera, que no quiero controlar. Lo que me enorgullece es el saber que tengo la fuerza suficiente para no dejarme arrastrar antes las risas de los bufones escondidos en los rincones de mi mente.

Me enorgullece también no negar los componentes que me forman y, en este sentido, creo que me ha ayudado mucho el sentarme a entender todo este sentir para así poder desprenderme de él. Estas palabras no son más que la renuncia a este sentimiento, al papel que vengo desempeñando desde hace tiempo.

“Hágase su voluntad así en la tierra como en el cielo”, debí haber entendido esto desde un principio, quizás eso hubiera mitigado los daños. Pero si las cosas han desembocado a este cauce de emociones, es porque esto era parte de esa voluntad. Hoy me presento ante esta corte celestial a pedir la remoción de mi cargo. Pongo mi aureola en la mesa y junto a ella mis alas.

Et fictum fit factum… Una mentira crea un hecho

“Más allá de las escenas se abre la realidad” Veo sus ojos con preocupación, veo ese vacío, pero yo ya no puedo más. Explícame ¿es esto lo que llamas prueba de fe? ¿Cómo sabré entonces cuando la haya aprobado o reprobado? Aquellos que somos hijos de tu infinita bondad y nobleza, ¿no podemos tener dignidad? Me han destrozado ilusiones, sueños, y ¿debo continuar con esto? Perdóname Padre, pero no la haré más. No soy masoquista.

Si, hice una promesa y pienso mantenerla. Y es gracias a esta infinita bondad que de ti he heredado que seguiré manteniendo esa palabra a través de bendiciones y deseos. Pero quiero que comprendas que no actuaré más.

Así opera un ángel: se sienta a ver el tiempo pasar, aconseja por medio de susurros, abraza por medio de brisas, purifica con rocíos de agua venidos de los ojos del alma protegida, ama por medio del sol que brilla cada día y a través de la luna que te cuida todas las noches. Pero no conforme con darme alas para volar en el alma de los demás, también me hiciste mortal: me diste la capacidad de amar en cuerpo y en alma a alguien más.

Empiezo a ver que esto resulta una prueba para mí también, entiendo que tú nunca responderás cuando se te pregunta sino que con el tiempo hablaras. Sin embargo, me han criado bien; uno nunca tiene la certeza absoluta sobre el acierto en los actos que propiciamos, pero sé que tengo la capacidad suficiente para discernir y por ello tengo fe en los pasos que doy.

Amanecía pensando en que ser mortal era una calamidad, amanecía deseando querer estar en ese mundo celestial; pero he visto que aquí converge tanto el cielo como el infierno. Hoy pienso que todo esto es una bendición, con todo y sus altibajos. Créeme que a veces te entiendo, entiendo tu decepción y tu lamento por mis hermanos y hermanas, por toda nuestra raza. Te entiendo porque es el mismo lamento que por ella siento. Tu infinita bondad y amor la humanidad la ha agradecido con guerras, enfermedades y blasfemias. Mi total entrega fue agradecida con puñales atravesando mi pecho una y otra vez de manera incesante, fue agradecida poniendo cada vez más barreras que me tienen distante. ¿Cómo ayudar a quien no se deja ayudar? ¿Cómo amar a quien no se deja amar? Es por esto Padre que te pregunto: ¿nosotros no podemos tener dignidad? Yo no tengo porque aguantar esto un segundo más y, en efecto, no lo voy a aguantar más.

Ella “Corre hacia una caída”, eso es lo que siento. Pero seguro ya tú habrás cernido tu voluntad sobre ella. La desconozco totalmente y por ello es que pido disculpas si mi actitud te llega a parecer arrogante pero tengo fe en que mis deseos se transformen en bendiciones y que a su mente oscura y confundida logré llegar la luz. Digo arrogante porque desconozco si mis deseos van en contra de tu voluntad pero yo también tengo la mía y no la voy a doblegar.

Puedes ver bien que no necesito entonces de una aureola y unas alas para seguir siendo hijo de tu infinita bondad.

Siempre hablas de manera misteriosa. ¿Quién imaginaría todo este giro? Pero sigo lamentado el no verle fe en los ojos, ¿cómo se puede andar tan perdida en este mundo? ¿Cómo se puede ser tan ciega y testaruda? Mi promesa se mantiene deseando que algún día la fe toque a su alma, tengo la certeza que cuando eso suceda lo que vendrá en adelante serán sonrisas para ella. Y donde quiera que este yo en ese momento, estaré alegre de enterarme de ello.

Que sus alas te abracen siempre porque las mías hoy dejarán de hacerlo. No puedo seguir encadenado a esto, ¡no más! Y no, no es maldad, es tu ausencia de bondad, tu ausencia de luz lo que me aleja. Las personas con sus actos hablan a través del tiempo y tus actos me han mentido y herido bastante; pero esas heridas hoy se transforman en fuerza.

“Levante una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones”

Y no me recrimines con un “pero por ello es que te necesito” porque hasta el final te entregue el alma. Quizás ante los demás no lloras pero son esas lágrimas de adentro las que queman el alma con mayor voracidad. Espero que cuando despiertes de ese letargo no sea tarde para que escribas, ya no a cuatro manos sino a dos, ese futuro que un ángel siempre te ha deseado.

No soy bueno para las despedidas por lo que solo diré ¡Hasta Luego!... En un principio no quería escribir esto, pero ahora mejor me siento…

Globalización II - Tensiones y conflictos ideológicos, culturales y comunicacionales

Siguiendo un poco con lo anterior, que ya venía introduciendo algunos aspectos de interés aquí, este proceso recientemente llamado globalización y la expansión de su visión y sus promesas, ha ido creando movimientos que se le resisten; grupos que consideran –por usar términos del mundo de la moda- que lo “In” es estar “Out”.

La primera tensión, la que se da en el plano ideológico, sitúa a dos actores en el debate: los apologéticos de la globalización que pregonan y, desde su posición beneficiosa, dan fe de sus premisas; y aquellos que plantean dos críticas rotundas, 1 el desarrollo económico y puramente tecnológico no permite el desarrollo integral de los seres humanos y de las sociedades de las que forman parte; 2 el desarrollo material puede terminar distorsionando los valores culturales como horizonte de vida. Aquí entraría lo que me gusta llamar “la religión de este nuevo tiempo: el consumismo” caracterizado por un “Dios” ciego, sordo, mudo e insensible que no es otra cosa sino el reflejo de nosotros mismos.

De lo anterior tomemos algo relevante: lo tecnológico. Desde mediados del siglo pasado la humanidad ha venido experimentando un cambio tecnológico tras otro y cada vez más con mayor impacto en nuestro modo de vivir. Aquí se da otro conflicto: hay quienes sostienen la neutralidad de las tecnologías, su “bondad o maldad” vendría dada por el uso y apropiación que se haga de ellas; y si bien esto del uso y la apropiación es necesario, soy de los que se pliegan al band de la no neutralidad de las tecnologías. Sin necesidad de caer en maniqueísmos lo que se quiere resaltar aquí es que si bien las tecnologías facilitan el modo de vida, esto es solo para los que tienen acceso a ellas; por lo general la emergencia de una nueva tecnología termina potencializando la exclusión y la desigualdad.

Es necesario tener presente este debate sobre la neutralidad o no de las tecnologías, pues este constante entrecruzamiento entre información y comunicación aspira hacer del mundo un solo mundo; lo que ya antes se asomaba con la idea de aldea global de Mc Luhan (popularizada por la triada Corporaciones-Estados metropolitanos-Medios de comunicación) Dicho en otros términos, este solo mundo aspira a la homogeneización del hombre y la sociedad.

No es azaroso que ante la posibilidad de la uniformidad global emerjan visiones nostálgicas que claman por las diferencias, no en el sentido de excluir y marginar sino de reivindicar al otro. Esta nostalgia se traduce en resistencias (políticas, culturales, sociales) que buscan rescatar lo heterogéneo y con ello nuevos caminos ante las degradaciones del sistema que estos últimos critican.

Pero esta resistencia es difícil pues la homogeneización se apoya o, mejor dicho, surge de la llamada industria cultural que hoy día se vale preponderantemente de los medios y actúa a través de ellos con la publicidad. La presentación publicitaria tiende a ofrecernos un mundo que unos acogen con beneplácito y otros niegan. Detrás del mensaje publicitario se esconde algo de relevancia: la producción programada que define tanto al consumo como al consumidor. En esta “religión”, el consumismo, los medios constituirían el panoptikón que otrora era Dios; de esta metáfora lo que se extrae es que esa aparente sensación de libertad no es plena como tal sino que está sujeta al mercado.

Lo idéntico surge como molde que busca absolutizar la imitación. Los “productos culturales” están arreglados para ser consumidos y desechados, y no para ser cuestionados. Como bien dirían los Frankfurtianos, en especial Horkheimer y Adorno, el entretenimiento anula toda capacidad crítica, produciendo atrofia.

Retomando, las tensiones a nivel ideológico giran en torno a si plegarse o no a la globalización; en términos comunicacionales y tomando en cuenta que estamos enmarcados dentro de la sociedad de la información, el conflicto estriba en la neutralidad o no que poseen las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC); por último y quizás el más crucial, pues considero toca las otras dimensiones, la disputa entre lo heterogéneo y lo homogéneo en el ámbito cultural.

Bien nos decía Wallerstein sobre este momento en el que dos ideologías imperan aún siendo opuestas pero a la vez simbióticas: el universalismo y el anti-universalismo (emancipatorio de las diferencias).

Globalización I - Transformación de los roles del Estado-nación

Si existe una palabra que defina el momento histórico en el que estamos inmersos, sería globalización; y motivados por la necesidad de darle explicación a los fenómenos que se originan a nuestro alrededor, buscamos precisar un punto determinado en el pasado que den cuenta de la emergencia de este hecho.

Sin embargo, podemos evidenciar dificultades a la hora de precisar una “fecha de inicio” para la globalización. Hay quienes piensan al proceso como algo reciente y otros que situan su origen en siglos atrás; pero lo cierto es que esta imposibilidad por precisar un origen, una causa, parte de una lógica de pensar que “un hecho desencadena todo lo demás”. Pero esta lógica de aprehensión invisibiliza los múltiples factores que entran en este proceso; más fácil parece ser aglutinar todas estas aristas, y en este aglutinamiento por lo general varias aristas se omiten, en un solo término llamado globalización.

Considero que el término es de invención reciente pero el proceso que pretende explicar, o el que no explica, se viene dando desde hace mucho tiempo atrás. El término emerge luego del colapso del socialismo histórico; ante este escenario la sociedad burguesa necesitaba de un “algo” que diera cuenta de su dominio a nivel mundial y asomara la posibilidad de extender este dominio a futuro. Esta palabra fue –y es- la globalización, portadora de una ideología que es difundida masivamente y constantemente por los medios de comunicación.

Lo que no explica este término se debe a la alta carga de romanticismos con los que se describe: igualdad, unión, justicia, abundancia, entre otros; y al ser seducidos por estas características, olvidamos procesos como el de la doble marginación planteado por Jürgen Schuldt. Cada vez son menos las personas más ricas a la vez que aumenta el número de personas con menos recursos. Y este fenómeno no solo se contempla en el plano macro, en lo que llamaría Immanuel Wallerstein el sistema mundo, sino en el interior de las economías nacionales.

Al hablar de nación, hacemos mención –directa o indirectamente, si se quiere- al Estado, al Estado-nación. Esta simbiosis permite describir este término en varias características: 1 una estructura que sirve para gobernar un determinado territorio, el monopolio de la violencia Weberiano (administración, represión, legalidad); 2 en sus hombros reposa el garantizar el “desarrollo” nacional; 3 es el portador y defensor de una identidad nacional; 4 y promotor de un modo de organización social determinado dentro de un territorio determinado.

Lo anterior busca abolir con toda posible comprensión reduccionista del Estado-nación y sirve para comprender su accionar en el plano político, económico, cultural y social. Lo que se busca aquí es contemplar de qué manera el Estado ha venido cambiando la manera en la que lleva a cabo estas funciones, todo esto enmarcado en la globalización.

Habiendo develado entonces que el término globalización más allá de las promesas de bienestar que nos emite en realidad reproduce un discurso de dominación montado en varios mitos, lo primero que pudiera pensarse –en el más extremo de los casos- es que los estados vienen a ser títeres de las enormes compañías trasnacionales. De esto cabría resaltar que sólo aquellos estados dominantes si gozan de plena soberanía.

Pero en este marco en el que nos situamos, esa visión de “no soberanía” se desmonta al contemplar que muchos estados ven la necesidad de intervenir, y cada vez más con mayor fuerza, en este proceso; sea de manera individual o en alianza o bloques. Sin embargo, hay que advertir sobre estas necesidades de “adaptación” o “emancipación” pues pudieran desembocar en prácticas depredatorias y contra reloj que terminarían devorando estados entre sí.

¿Cómo surge esta necesidad? Observemos la relación entre Estado-Corporaciones Trasnacionales (CTN) e insertemos una categoría: la mutua indispensabilidad. Uno pudiera pensar que son las CTN las que tienen el control en esta relación; de hecho hubo un momento en que estas corporaciones “privatizaron” las funciones del estado bajo el argumento de que no habían suficientes recursos públicos, que el estado no podía encargarse de todo y que la inversión privado ha demostrado ser más eficiente. Aunque ya hemos visto su eficiencia, sobre todo en lo que a reproducción de la desigualdad se refiere.

Pero esa mutua indispensabilidad es la que –si se quiere ver de ese modo- mantiene un equilibrio en las relaciones entre Estado y CTN, pues estas últimas requieren tanto de los países de “origen” como de los de “destino” ciertas medidas que puedan favorecerlos o que no le representen un riesgo absoluto: legislaciones y políticas que le aseguren libertad de acción; cobertura de los costos básicos de infraestructura; acceso privilegiado a las empresas (originalmente) nacionales al mercado interno, entre otras.

No obstante, esta mutua indispensabilidad no exime a los estados de las presiones constantes por parte de las CTN. Pero muy a pesar de los apologistas de la globalización que sueñan con un gobierno global, los estados nunca perderán su rol dentro del sistema-mundo: siempre serán los ámbitos centrales de la toma de decisiones políticas y económicas. Aunque no deben dejarse a un lado sus funciones culturales y sociales.

Lo anterior lo podemos precisar con dos casos que nos plantea Víctor Olea; 1 el estado nacional sigue siendo responsable de la estabilidad de la moneda y así asegura un mínimo de fluidez en los ciclos del capital en el mercado interno; 2 los estados nacionales siguen siendo los encargados de la reproducción de la fuerza de trabajo asalariada explotable y las condiciones en las que se da esa expulsión.

De esto deriva que, en lo que a su organización político-social se refiere, el estado nación sigue siendo responsable del tratamiento y control de todo movimiento social de distinta índole, y del mantenimiento de la estabilidad política adecuada para la valorización del capital en los distintos países.

Pero es esta incesante preocupación de los estados por mantener una postura rígida (y a la vez favorable a las CTN) en los ámbitos económico y político, lo que hace recalcar el llamado a no olvidar su responsabilidades en los planos cultural y social.

En lo cultural, como ya hemos hecho mención, el estado es el portador y principal defensor de la identidad nacional. Si bien es cierto que ya Carlos Monsiváis nos aclara varias cuestiones sobre el término identidad, a resaltar: el concepto de identidad no es fijo ni inamovible; también es cierto que esta “movilidad” de la identidad es un fenómeno que debe verse con mucho cuidado.

Otro de los “aportes” de la globalización es la transculturización. Y es un proceso donde las culturas empiezan a hibridizarse, haciendo difícil distinguir lo autóctono, lo nacional; cabría preguntarse ¿si lo nacional tiene algo de global hoy? Pero más allá de esta reflexión al aire, lo cierto es que en el marco de la globalización, los estados parecen preocuparse más por mantener su posición político-económica que descuidan sus otras funciones, contribuyendo aún más a la fractura de la identidad nacional y arrastrándonos a un punto donde no harán falta espejos para verse uno mismo porque lo homogeneización será tal que nos veremos en todos lados.

Y esto influye en lo social, en el modo en cómo nos organizamos en determinado territorio. Cabría aquí otra reflexión ¿las aperturas al capital extranjero son sólo a nivel económico? Uno pudiera decir que sí pero con la apertura también entran modos de vivir, pensar, sentir o hacer que son ajenos pero que por su influencia masiva (a través de los medios) uno empieza a mimetizarse con ellos. La fragmentación de la identidad nacional debilita la solidaridad social de nuestros coterráneos.

Tal parece que por perseguir la utopía de que la expansión de los mercados resuelve todos los problemas sociales y políticos, los estados caen en las ilusiones ofrecidas por la globalización, fragmentando, promoviendo y profundizando las diferencias entre cada clase, grupo étnico, cultural, evitando su cohesión.

Las funciones del estado, en teoría, siguen siendo las mismas. Las transformaciones vienen en la forma en cómo el estado ejerce esas funciones ¿si es realmente beneficiando a la nación o es en pos de una ideología global?