miércoles, 4 de agosto de 2010

Un fantasma en la niebla

Un halo de luz plateada que se cuela por la ventana ilumina débilmente mi cuarto. Un estruendo se oye y un relámpago lo matiza todo de azul. Me despierto sobresaltado y veo mi habitación envuelta en una densa niebla. Y en medio de aquel espesor te veo allí, parada frente a la cama con una mirada penetrante. No hay silencio, la lluvia que cae es el único ruido constante y me atrevo a decir que oigo un palpitar que de seguro es el de mi corazón alterado.

Pero tu no hablas y yo, de por si, no puedo. Sigues mirándome y yo, temeroso, también te miro. La niebla se hace más densa; no veo tus ojos pero siento tu mirada, no veo tu cuerpo pero siento tu presencia. Nunca pensé que saldrías afuera. Nunca pensé que sería teniendo de fondo esta escena y que tu apariencia sería tan tétrica. Desde hace tiempo te busco en cada rincón y no daba contigo, desde hace tiempo deseaba verte pasar por el firmamento y solo veía estrellas; deje de buscarte y ahora no entiendo por qué has decidido mostrarte.

Repentinamente voy sintiendo unas frágiles caricias. Me pregunto qué puede ser, porque sé que tú no tienes manos. Al bajar mi mirada me sorprendo al contemplar que “nada” me toca, pero sigo sintiendo la caricia; una mano se postra ahora en mi cabeza y otro relámpago da una nueva pincelada de azul a mi cuarto. Por un momento creí oírte hablar pero luego recapacite y me di cuenta que era otro trueno.

De repente ya no te veo, la niebla también se ha disipado. Lo único que me queda es esta extraña caricia y la sensación de esta incertidumbre que falsamente creí haber abandonado pero que ahora sé que sigue allí latente. Ahora entiendo que solo eras la materialización de la respuesta a una pregunta muy recurrente en mí. Y la razón de no poder apreciarte con claridad es porque aun no estas formulada completamente. Sin embargo, este susto que me has dejado me demuestra que este tipo de respuesta no se busca, que tu cuerpo irá cobrando forma por sí solo. Nada gano con desafiar lo que no comprendo.

Si, ciertamente, aún me pregunto ¿por qué? Pero sé que aún falta mucho tiempo para dar con la respuesta. Aún falta mucho para nuestro nuevo encuentro, nuestro último encuentro, donde podre apreciarte con claridad, donde podre comprenderlo todo y donde podre ver los resultados de tu presencia en mí. No habrán truenos, ni relámpagos, tampoco caricias. Solo tú desnuda ante mí y yo, sereno, contemplándote.

Hasta nuestro próximo encuentro entonces. Seguiré con este sueño que llamamos realidad.

2 comentarios:

  1. ¡WOW! En verdad me dejaste anonadado con éste escrito tuyo. No me atrevo a adiviniar quién era "ella", pero tengo un recuerdo vago de haberla buscado alguna vez.

    Me gusta como te expresas. Saludos y sigue así.

    ResponderEliminar
  2. Me hiciste acordarme muchísimo de Cradle of Filth con el título, y al igual que Darko, sé a quien te refieres en tu escrito.

    Un abrazote, Marx

    ResponderEliminar